Por Benjamín Méndez
Fuentes.
¿Cómo surgió la mentalidad de
querer aprender? ¿Quiénes fueron los precursores de este movimiento? Desde que
entramos al colegio hasta que salimos nos preguntan qué estudiaremos cuando
seamos mayores, por lo que vivimos con
un propósito, estudiar en la Universidad para luego ser profesionales y
obtener un buen trabajo; pero no toda la gente tiene esa suerte, sin embargo no
es el tema en esta ocasión. Si vivimos con aquel pensamiento, vivimos pensando
en la Universidad, algunos las conocen por dentro, otros por fuera y otros
simplemente no las conocen, pero, ¿Realmente eso significa conocer una
Universidad?
La historia de las universidades
radica en la Alta Edad Media donde estudiantes, profesorado y grados académicos
ya estaban surgiendo. La palabra Universidad se deriva de la expresión en latín
universitas, que significa corporación o gremio y hacía referencia a un grupo de maestros o estudiantes. Las
universidades de la época medieval eran gremios educativos o corporaciones que
formaban a individuos instruidos y capacitados.
En conformidad a lo investigado en el amplio Internet la
mentalidad de querer seguir aprendiendo se debe a que solo existían escuelas catedralicias, donde formaban
a sacerdotes para ser hombres de Dios más letrados y además a otros individuos
que deseaban contar con alguna educación, pero no querían ordenarse sacerdotes,
lo que implicaba que monjes ocuparan el cargo de pedagogo, lo que a su vez
indica que no sabían todo lo que las personas querían estudiar. Por consiguiente
se formaron los grupos de los que se ha hablado con anterioridad llamados
gremios, para estudiar materias desemejantes a las estudiadas en las escuelas
catedralicias y en horarios alternos a estas.
Con lo mencionado respondemos la
pregunta expresada en el comienzo de este texto, “¿Quiénes fueron los precursores de este movimiento?”; para dar la
respuesta precisa y concisa debemos haber entendido y reconocido muy bien la
explicación dada en este párrafo, lo que nos dirá, o nos dice, es que quienes
querían aprender, las personas, y quienes enseñaban precedieron este movimiento.
Para determinar y resolver este
texto y todos los cuestionamientos que pueden haber quedado en el camino podría
dar mucha información más, pero esto no sería simplemente un ensayo. Sin embargo puedo aportar a este
final que la primera Universidad europea
apareció en Bolonia, Italia (a menos que estemos de acuerdo en conceder
esta distinción a la primera escuela de medicina, establecida con anterioridad
en Salerno, Italia) y que la Universidad de París se convirtió en la primera
Universidad prestigiosa.
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